Hay gente que le gusta la Navidad, otros la odian por uno u otro motivo. Pero querramos o no ya estamos en "esas fechas". Así que hoy os hablaré de tal vez uno de los recuerdos más preciados de mi infancia. Corría el año 198X (no tengo tanta memoria) y como por aquel entonces era habitual en mi familia, íbamos a pasar unos días a Zaragoza. Solíamos estar ahí hasta pasado fin de año, algo que a veces no nos gustaba tanto, ya que los pocos diás que teníamos libres los preferíamos pasar con nuestro amigo y hermano postizo Carles. Normalmente nos regalaban una chorradilla para Nochebuena (un Airgam Boy, algún clic de Famobil), los regalos grandes siempre eran para el día de Reyes. Ese año nos regalaron a cada uno un juguete nuevo que no había visto nunca: los juego-cassettes de Feber.
Basicamente era un juego magnético encapsulado en una colorida falsa cinta de cassette, del cual se desplegaba el tablero de juego. Las fichas magnéticas iban escondidas y se levantaba una tapeta en la parte superior del cassette. En vez de usar dados había que desplazar un tirador que había debajo de las ruedecillas y un muelle accionaba las dos ruletas. En función del juego había símbolos o números, y según la situación usabas la rueda derecha o la izquierda. El reglamento era muy simple, siempre eran variaciones del juego de la oca o la escalera. Llegaron a salir una docena de ellos, incluyendo uno de Barbie, uno de Star Wars y uno de superheroes de la Marvel, pero no se hasta cierto punto si se llegaron a pagar derechos por ello.
Yo tenía La Mansión de Drácula, un juego de la escalera donde si llegabas al final tenías que enfrentarte al señor de los vampiros.Recuerdo que lo pasamos en grande jugando durante mucho tiempo, hasta que primero se rompió el muelle de las ruletas y luego el tablero se desprendió. El paso de los años y el trote que le dimos acabó con mi cassette. No recuerdo si al final lo tiré, o se perdió en una de las muchas cajas que descartamos en la última mudanza. Sea como fuere siempre tuve un buen recuerdo de este regalo. Llegué a comentarle a mis colegas roleros su existencia pero ninguno había tenido o visto uno. Este año por pura casualidad me encontré con un ejemplar nuevo precintado precisamente de La Mansión de Drácula.Y a un precio asequible, cosa rara porque por este tipo de productos te suelen pedir el hígado y los riñones.
Puede que sea un juego para niños, un juego simple y sencillo, un juego desfasado. Seguramente no volveré a jugarlo. Pero para mí y seguro que para Morgan Blackhand seguirá siendo uno de los grandes juegos de nuestra infancia..
¡Nos pasamos horas enteras con estos juegos! Yo tenísa el del cuerpo humano, que tiene que estar en una de las cajas del altillo :__)
ResponderEliminarUn gran hallazgo, todo un tesoro de nuestra niñez.